Érase una vez un Gobierno que estaba a lo suyo, a sus cosas, tralaralarita, barro mi casita: que si un poquito de manifestación feminista por aquí, que si una pizca de exaltación, uy, perdón, exhumación de Franco, por allá, que si mucha propuesta reformista y progresista; y a más de 7.000 kilómetros, un grupo de científicos, al mando de un español más marca España que todo el nutridito gobierno de Sánchez multiplicado de forma infinita, pues resulta que ese equipo investigador ya estaba dale que te pego para encontrar una vacuna que neutralizara los efectos devastadores de un virus que en España y otros países occidentales no querían ver, no fuera que la realidad estropeara una buena propaganda. 

Hemos escuchado una entrevista de Carlos Herrera al científico Juan Andrés, madrileño y director técnico de los laboratorios estadounidenses Moderna, y hemos quedado con el rostro apacible y relajado por la esperanza que nos ha traído sus declaraciones sobre el hallazgo de una vacuna que puede paliar la voracidad de la covid-19. Me siento orgullosa de mi país y de su gente, gente como este farmacéutico que demuestra su capacidad con un habla sin énfasis, con la sencillez de quien no se mira el ombligo y piensa en los demás.

Lo que va de una persona que hace grandes cosas por sus semejantes, y que lo cuenta con humildad y rigor, a otro sujeto, presidente del Gobierno de España, que engola la voz, mete una murga insufrible, nos tutea, nos infantiliza y parece que su gesta superará a la de Magallanes. Para eso ya tiene a su vicepresidente, aunque éste el único Estrecho que ha descubierto es la distancia tan corta que va de revolucionario de Vallecas a pijo de Galapagar, la de estar con el pueblo a estar sobre el pueblo para arrumbarle y arruinarle. Todo lo contrario a la que existe entre una persona seria y un político insolvente producto de una mente marquetiniana.

Pero mientras unos en Estados Unidos (qué pena que nuestros mejores cerebros tengan que marcharse) hacen el bien sin presumir, otros a lo suyo: vendiendo un CIS (ese juguete diabólico de Tezanos para embaucara tontos) falso que los vuelva a colocar bajo palio. Mientras la sardina pone miles de huevos y calla, la gallina pone uno y lo cacarea. Eso sirve para alargar, sobre todo en beneficio propio, el estado de alarma para mantener en casa a la creciente y atronadora queja de la sociedad; rebajando los requisitos para una beca atendiendo así a la vieja máxima de acabar con el esfuerzo y el mérito y alentar la mediocridad. Vamos, nada nuevo bajo el sol en la pareja Sánchez-Iglesias. Qué buen vasallo es, teniendo tan mal señor. Bueno, pero hay algo nuevo bajo el sol. La gente importante que, como escribió Machado y cantó Serrat, pasan haciendo caminos, caminos sobre la mar.